Luego de que mi experiencia como De au pair con la primera familia con la que viví en el norte de Sídney fuera tan buena y enriquecedora, quedé con ganas de explorar más ese campo. Empecé a buscar la segunda familia con la que iba a trabajar y afortunadamente fue cuestión de días ya que contaba con la referencia de la anterior familia y la experiencia necesaria.

Hablé con la señora y fui a conocer los niños. En esta oportunidad iba a cuidar a una niña de 2 años, una niña de 7 años (síndrome de down) y un niño de 6 años.

Esta casa era más grande que la primera. Tenía piscina, lago, parque dentro de la casa y 3 pisos, de los cuales, un piso era para la Au Pair, otro piso para los niños y otro para los padres. Sin embargo, está vez tendría que vivir en el sur de Sídney, polo opuesto de donde vivía con mi primera familia. Igualmente, quedaba a 40 minutos del centro de la ciudad, donde estudiaba “Project Management” (Gestión de proyectos) 2 días a la semana.

De la misma manera que con la primera familia, ellos eran flexibles con mis estudios y horarios, solamente, debía avisar con tiempo si tenía alguna actividad extra o viaje programado para que la señora pudiera organizar sus horarios.

Una de las diferencias con la anterior familia es que aquí tenían una camioneta a disposición de la Au Pair. De hecho, esa fue una de las variables a considerar cuando estaban buscando la persona para trabajar con ellos, pues necesitaban a alguien que pudiera llevar a los niños a sus respectivas actividades.

Yo ya había manejado en este hermoso país por lo que no fue complicado asumir ese reto, sin embargo, aquí se maneja del lado contrario al que estamos acostumbrados en América Latina, o sea, por la izquierda, por lo que era una gran responsabilidad llevar y traer los niños, debía tener la precaución necesaria y conocer la zona.

La niña de 7 años comenzaba el colegio ese año y debía llevarla a clases. La niña de 2 años iba a empezar el “child care”, por lo que el período de adaptación iba a ser un poco difícil, y el niño estaba en un jardín diferente. Adicionalmente, tenían otras actividades como clases de danzas y al finalizar los horarios establecidos, yo los llevaba al parque, a la biblioteca y a otros lugares para que se relajaran.

Mi experiencia con esta segunda familia fue también muy buena y totalmente diferente. A pesar de que tenía que cumplir con un cronograma que me daban semanalmente, más ajustado que el de mi experiencia anterior, podía manejar mi tiempo con los niños y de acuerdo a como se portaran ellos realizábamos diferentes actividades.

Algunos días nos metíamos a la piscina, otros días los llevaba a parques diferentes para que conocieran los alrededores y otros días íbamos a su lugar favorito: la biblioteca. Allí eran felices porque hacían actividades diarias con niños y ellos podían manejar los iPads y jugar con otros niños.

La niña de 7 años, con síndrome de down, fue muy entendida conmigo en todo momento, sin embargo, siempre quería llamar la atención por lo que hacía travesuras y yo debía estar pendiente de ella y requería de más dedicación. La niña de 2 años estaba en su momento de aprender a ir al baño y de ir al “child care” y como estaba acostumbrada a estar en la casa y conmigo todo el tiempo, fue difícil el primer día que la llevamos allá. El niño de 6 años, siempre muy activo e inteligente le gustaba todo lo relacionado con la aviación y se sabía todos los nombres de los países y jugar con mapas.

La familia, en general, muy linda y atenta conmigo. Cada 15 días, en modo de agradecimiento por cuidar a sus hijos, me regalaban actividades recreativas que yo quisiera realizar, las cuales elegia con tiempo, como ir al spa, dar un paseo por el “Habour Side” en crucero, o comer en restaurantes. Esto a parte de mi pago semanal.

A veces, ellos realizaban actividades como ir a hacer camping a otros lugares o salir de la ciudad, y me preguntaban si quería ir. Cuando iba, me pagaban extra y adicionalmente podía conocer otros lugares aquí en Australia.

Mi experiencia de principio a fin fue muy satisfactoria. Siempre me sentí muy cómoda con ambas familias y fui parte de ellas. Siento que aprendí demasiado, crecí en muchos aspectos de la vida y adicionalmente, cumplí mi objetivo principal que era practicar inglés y tener la oportunidad de sumergirme en la cultura australiana. Todo el tiempo que pasé con los niños y con las señoras, fue una práctica constante: hablábamos de todo un poco, de los estudios y de la vida, contábamos historias, comparábamos nuestras costumbres y demás. También me tenían como referencia los profesores de los niños, por lo que interactuaba y hablaba con ellos de vez en cuando.

Finalmente agradezco a las dos familias por darme la oportunidad de entrar a sus casas y dejarme conocer más de ellas y de sus hijos. Es una experiencia grandiosa, donde hay que tener paciencia y amor por los niños para que sea agradable y enriquecedora.

Recomiendo esta forma de trabajo para las personas que están buscando oportunidades para viajar, ganar dinero, practicar un idioma, aprender de otras culturas y crecer personalmente.

¿Quieres leer sobre la primera experiencia de Stephania como Au Pair en Australia?

Una respuesta

  1. Estoy muy feliz de informar a Stephanie, estoy tan feliz de que haya tenido experiencias como "Au per", han fortalecido su carácter, amor por los niños y enriquecen su idioma e interactúan con personas de otras culturas, lo felicito por entretener y entusiasmo por aprender y vivir. La vida de una manera muy divertida y la adquisición de nuevos conocimientos, aliento con esta dedicación que ha logrado de una manera muy hermosa y satisfactoria. Viajar con facilidad le agradecerá su interés en mostrar las historias de las personas que se benefician de cumplir sus sueños y tener un mejor futuro para sus vidas, que estas experiencias ayudarán a otras personas a reunir a estos empresarios y mejorar sus conocimientos.

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